¿Cuántas cosas se pueden hacer con una tela? Muchísimas, sin dudas, pero sólo una es capaz de reunir y representar todos nuestros valores como comunidad.
Porque las cosas son simplemente cosas, hasta que las llenamos de sentidos, hasta que les damos un valor especial porque nos recuerdan quiénes somos, qué deseamos, cuáles son los ideales que defendemos, los principios que intentamos ejercer y representar.
Una bandera se hace con tela, con retazos de colores, hilo, aguja y pericia de costurero. Un país se cose con la historia de sus héroes, de sus mártires, de su gente, de su crisol de creencias y costumbres. Una bandera puede ser una capa, una identidad y también un techo.
Acaso no solemos decir que estamos bajo la misma bandera, que hay que bancar los trapos, que la nuestra tiene un ala del color del cielo, otra ala del color del mar.
Sin bandera no somos más que una serie de personas habitando la tierra, con ella somos algo más, somos pueblo.
Quizás por eso Belgrano creyó en la urgencia de una, allá en los inicios de la patria, y desoyendo órdenes encargó su confección, seguro que en su vuelo del sol nos uniría para siempre.