Es un año difícil para nuestros niños, también para nosotros, por eso nos estamos adaptando lo mejor que podemos. La suspensión de las clases a causa de la pandemia fue una decisión sensata cuya finalidad es protegernos.
El Covid-19 los ha obligado a pasar mucho tiempo en casa, sin verse con sus compañeritos, y si bien es cierto que entre hermanos todo puede ser muy divertido, hay muchos que están pasando estos meses sólo con sus papás.
La situación es diferente dependiendo de la provincia, en algunas ciudades el aislamiento social ha resultado muy complejo y cambiante, en muchos casos lo sigue siendo, no hay pronóstico para la vuelta al cole y aún debemos atravesar todo el invierno. Sin embargo, también podemos rescatar lo positivo, pues ha sido una etapa para aprender, valorar lo que tenemos, explorar nuevas maneras de estudiar, jugar y relacionarse con los otros.
Durante una cuarentena que se va haciendo un poco larga, en una sociedad que muy probablemente deberá cambiar sus hábitos, muchos de nuestros niños no han podido disfrutar de sus abuelos lo suficiente, tampoco ir a la plaza a jugar como solían hacerlo o participar de fiestas familiares y cumpleaños con sus amiguitos, momentos tan importantes para vincularse, compartir, desarrollarse física y emocionalmente.
Los hemos visto teniendo que cubrirse la sonrisa con un tapaboca, corriendo felices en los espacios naturales y abiertos que aprenden a cuidar. Hay familias que se reencontraron y fortalecieron sus lazos, pero es cierto que los niños no han recibido tantos besos y abrazos como quisiéramos.
Con sus diferencias, en Argentina los chicos van teniendo un año diferente, requieren más atención y en muchos casos deben acostumbrarse a ver a sus seres queridos a través de la computadora o respetando las distancias.
Esto es un cambio, ni bueno ni malo, con sus oportunidades y también con sus resignaciones. Es un cambio.
Por eso el 16 de agosto de 2020 es un día que recordaremos. Ellos nos están pidiendo que les dejemos un mundo para que puedan vivir en salud y libertad. Dependen de nosotros, y nosotros seguimos teniendo la gran responsabilidad.
En Natania estamos comprometidos con ellos de esta manera, con la humilde misión de ayudarte a concretar tu objetivo. Ellos lo valen, trabajemos juntos para lograrlo. Acompañarlos y pensar en su futuro debería ayudarnos a explorar lo posible y a encontrar nuevas soluciones.
Resolver la vivienda propia, entre tantas cosas, es uno de los temas esenciales, porque en casa ellos despliegan sus maravillas, es el espacio que necesitan para sentirse protegidos y la herencia que un día les dará la seguridad esperada.