5 cosas que tenés que conocer antes de tomar una decisión.
Hoy hablamos de: “El Plan”.
Los que vienen siguiendo esta serie de consejos, recordarán que hemos dividido las claves de un negocio inmobiliario en 5 puntos principales:
La empresa que elegiremos.
La tipología y ubicación que nos interesa.
El plan de cuotas que nos ofrecen.
Los sistemas que definen el tiempo, la entrega y la calidad de la vivienda que recibiremos.
El servicio de administración y postventa.
Ya hemos hablado del papel que cumplen las empresas en las inversiones inmobiliarias, y aunque no convenga tratar el tema sin considerar los otros puntos de nuestro listado, lo cierto es que ella y sólo ella sigue siendo el factor determinante. Su trayectoria y experiencia, el reconocimiento social, los emprendimientos desarrollados, sus profesionales, etc., son parámetros que sirven para asegurarnos que al final del camino habremos hecho un negocio razonable.
En el artículo anterior, también consideramos ampliamente el problema de “la ubicación y la tipología”, pues sólo quienes entienden cómo funcionan consiguen realizar inversiones con tranquilidad y buen pronóstico.
Hagamos planes
Hoy nos toca reflexionar sobre el “Plan”, es decir: las formas de pago que las empresas ofrecen para que la mayor cantidad de familias puedan acceder a su vivienda propia, generalmente orientados a quienes no tienen la opción, salvo que reciban una herencia o cuenten con ahorros, de realizar una compra de contado y mudarse.
Para analizar este tema, proponemos pensar “los planes” en una doble cara: por un lado, lo que una empresa podría ofrecernos y por otro, el nivel de protagonismo que nosotros tendremos en los resultados.
El plan según la empresa
En el negocio inmobiliario son pocas las empresas que tienen el tamaño y respaldo que se necesitan para innovar. Tratándose de desarrollos inmobiliarios, el valor de la tierra y de la construcción son aspectos menos negociables. Los precios de la construcción aparecen en un índice general que se puede consultar en los medios de comunicación, y el valor de la tierra dependerá de su tamaño y ubicación, entre otros indicadores más o menos previsibles.
Entonces, ¿de qué se trata? ¿Por qué existen tantas ofertas y a veces tan diferentes? Las empresas crean planes para seducir a sus clientes, pero todos, cuando son racionales y no engañosos, exigen del esfuerzo y determinación del comprador, pues llegar a la vivienda propia no es un desafío sencillo, aunque sí se puede. Por lo tanto: ¿qué diferencia objetivamente los distintos planes? ¿Cuál es la clave? No la compliquemos, vamos al grano.
El plan de financiación de una vivienda depende fundamentalmente del volumen de emprendimientos y clientes con el que cuente la empresa que los ofrece. ¡Otra vez! La empresa sigue siendo la clave. Si una propiedad inmobiliaria es costosa, si los créditos hipotecarios son exigentes, entonces todos los sistemas de financiación que una empresa inmobiliaria puede prometer se apoyan en la magnitud de los emprendimientos y en el número de clientes que confían en su gestión. En consecuencia: mientras más importantes son los proyectos, más grande es la comunidad de clientes, y son mayores las posibilidades que tiene la empresa de ofrecernos y cumplir con productos y financiación a largo plazo. Sin magnitud, es muy difícil que una empresa pueda hablar siquiera de financiación a largo plazo.
Mi mejor plan
Ahora bien, si siendo un conocedor del rubro encontramos la empresa digna de nuestra confianza y además tenemos claro el producto que deseamos, lo que sigue es analizar si el plan que nos formulan es algo que podríamos cumplir. La elección del plan es un momento fundamental de la adquisición. Es muy importante acomodarse a un valor de cuota que realmente podamos pagar y mantener al día. Esto funciona como un antibiótico, cuando empezamos un tratamiento tenemos que terminarlo. Suspender un antibiótico fortalece la enfermedad, o en nuestro caso, acrecienta la frustración por no llegar a la vivienda, todo se vuelve lejano y sin aparente solución.
Esto funciona como un plan de ejercicio en el gimnasio. No podemos esperar tener unos bíceps duros y turgentes en la primera semana, necesitamos entender cómo funciona nuestro cuerpo, cuánto peso lograríamos levantar para cumplir, sin lastimarnos, con cada una de las series de repeticiones que el profesor nos indicó. El secreto es reconocer en qué tiempo lógico lograríamos darle a nuestro cuerpo el tamaño y la forma que soñamos. Tampoco es bueno compararse con otras personas, todos somos singulares, tenemos historias y situaciones diferentes.
Por otro lado, los de clase media trabajamos todos los días para sostener nuestra situación, para hacer alguna diferencia, y no pocas veces sentimos miedo de perder lo que logramos y caer en dificultad. Estas aspiraciones o temores suelen confundirnos bastante: o nos llevan a tener expectativas demasiado altas para lo que verdaderamente podemos, o el miedo nos hace tan conservadores que no queremos modificar nada, y mucho menos iniciarnos en algo novedoso.
Parece entonces que, mientras las condiciones de la empresa y el plan podrían estar resueltas tras un buen análisis y una buena elección, “lo que podemos” se convierte en el tema central de la decisión.
Elegir un buen socio, conocer y “aceptar” nuestras posibilidades.